martes, julio 19, 2016

Homenaje a la amistad, a la admiración, al respeto y al autoexilio al que nos obliga la patria


Ahora pienso que mis hijos se dieron la primera amanecida de sus vidas de puro jangueo. Lucas ama a Sol, lo sé, como se aman a esos primeros amigos que uno hace en la vida, yo recuerdo algunos buenos amigos que hice así en la niñez; subeditados a la voluntad de los adultos, nos veíamos -para nosotros- azarosamente; cuando se es niño no hay mayor felicidad que poder jugar amistosamente por horas y charlar compartiendo las cosas que se saben y se imaginan, allí es cuando se empieza a ser cuentero; Nicolás ama a Sol también y a Elías, le gusta jugar y hablar de juegos electrónicos, algunos que conoce y otros que imagina. El otro día tuve que recalcarle a Nico que cuando niña no había computadoras personales y le sorprendió, entonces no había celulares tampoco (qué mundo ese tan ajeno a él, tan imposible de vivir), pero la cosa es que Nico y Lucas se amanecieron ayer con Elías y Sol en casa de Yara; yo no quiero verlo como despedida, no puede ser, pero una parte de mí quiere llorar (puede ser algo de la resaca que tengo que me tiene sensible o puede ser que sé que 9 días pasan volando en el mundo de los adultos). Amar nostálgicamente es algo que nos trae la adultez.

Yara Liceaga, foto por Rubén Ramos

No hay comentarios.: