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A nadie le gusta esperar la guagua.
A nadie le gusta la guagua.
Nadie toma la guagua por gusto.
Nadie que tenga hora de llegada, y los
turistas la toman por accidente.
Es que la cosa esta de esperar… a nadie le
gusta esperar, tener que esperar.
Nosotros tenemos que esperar
que
la luz cambie, que nos den paso, que llegue el cheque
esperamos el turno en la oficina de
gobierno, la beca, que el director de la tesis la lea…
y
calladitos porque nos vemos más bonitos
(creo que dicen
eso porque rima y porque es un modo condescendiente de decir “cállate la boca”;
nosotros somos bocones, gritones y esperar nos ha enseñado a crear alianzas y
ser cuentacuentos y comediantes)
Una vez dije que dormir es un acto de
resistencia y también recibí no sé cuántos likes, pero lo cierto es que a nadie
le gusta el sopor de esperar por la guagua bajo el sol de estos días de calor
en los que desde que despertamos estamos esperando que caiga la noche para ver si se refresca el día. Adormecidos y enojados
nos la pasamos esperando, y calladitos… como una bomba de tiempo…
Así, esperamos, en paradas, oficinas y
esquinas por la vida, puede que armemos algún bochinche o alboroto, pero
esperamos, y somos buena gente y humildones porque así nos tratan bien y quién
sabe si hasta nos atienden más rápido (al menos esa es nuestra esperanza).
Cuando nos cansamos de esperar nos dormimos porque ¿quién se levanta cuando no
quiere perder su turno? ¿Quién no se duerme por cansancio, aburrimiento y
sopor?
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