lunes, julio 29, 2013

El secreto de Nicolás






Nicolás es un niñito realmente especial. Lo amo con todas mis fuerzas, con toda mi mente, con toda mi vida y todo mi pensamiento, y aun después de todo eso, lo vuelvo a amar. Con Nicolás aprendí muchas cosas y es así porque él guarda un secreto.
            Todo comenzó la vez que fuimos a la playa y hablábamos en la orilla del mar. No recuerdo la conversación, pero sí recuerdo a Nico mirando atento al cielo y suspirar. Entonces con mucha naturalidad me dijo que eran reyes. ¿De qué hablas?, pregunté. De allá, mamá; me contestó. No creía lo que veía: un gigantesco gordo blanco bostezaba y se estiraba recostado de las nubes, y los rayos del sol lo coronaban. ¡Qué sorpresa! ¡Qué maravilla! Nico se fue a jugar y me quede observando muy atenta para ver si el rey inmenso me veía al saludar.
La segunda vez, me dije, ya esto no es casualidad. Estábamos en la casa de Pluma del Viento en medio de la montaña. Pluma vive en una casa de tierra y flores, y muy cerquita pasa un río del cual ella toma agua para darse baños de tina rodeada de árboles con techo de nubes. Fuimos al río y Nico estaba muy atento a su alrededor. Había mariposas juguetonas y muchos insectos patinando en la parte más tranquila del río. Nico no paraba de mirar un punto. ¿Qué miras?, pregunté. Está llorando, me contestó señalando una roca. Un hilito de agua atravesaba la roca y cuando miro más fijamente veo que se mueve. ¡Un cuerpo gris rocoso se recuesta en el río y llora y llora y llora! ¡Podía incluso escucharlo! Cuando Nico notó mi asombro me preguntó: ¿Ves? No pude contestar, no me salían palabras. Nico entonces se alejó a darse un chapuzón y lo acompañé. Cuando volvía mirar, ya no se movía ni se escuchaba un sollozo.
Otra vez, mucho después en el tiempo, caminábamos. Nico me preguntó, ¿Mamá, verdad que el sol pinta bien bonito? Afirmé con un gesto y pensé en la cantidad de colores y tonalidades que vemos gracias a la luz del sol. Sin embargo, Nico me apretó la mano y señaló al suelo. Porque mira, me indicó. ¡Qué belleza! La sombra del tendido eléctrico formaba líneas y ángulos perfectos. De pronto miro al cielo buscando y veo a un gigante en llamas, su largo cabello iluminaba el cielo entero y tenía un lápiz colosal. ¡Iba a dibujar justo encima de mí! Me moví rápido con temor de que el gigante me aplastara, pero solo dibujó mi sobra. Miré a todos lados, nadie parecía darse cuenta del espectáculo, Nico me tomó de la mano, detrás dejando gigante dibujando sombras de todo lo que nos rodeaba. ¡Había descubierto un secreto: ¡Nicolás era un mago excepcional!
No fue hasta muy reciente que descubrí el verdadero secreto de Nicolás, el mago excepcional. Ocurrió que íbamos juntos cuando el viento formó un remolino de hojas. Parece que están jugando, me comentó mirándome muy serio. Contemplé las hojas que ante mí se transformaban en niñitos y niñitas que se corrían los unos a los otros y reían sin parar. Nico añadió: Parece que juegan a que son remolinos. Nuevamente no supe qué decir, quedé enmudecida, conmovida. Una explosión de peces, colores, de hojas mismas jugando a ser viento, los ojos de mi hijo bello, mi amado. Ahora sí que sé el gran secreto de Nicolás, el mago excepcional: Nico de todos, todos los poetas, es mi favorito. Y así cuando siento poesía y vivo poesía digo que estoy bajo los efectos de Nicolás o mejor aún: digo que estoy nicolizada.

4 comentarios:

Doris Melo dijo...

Excelente, cuanto me alegra haber leido lo de Memé hoy en facebook. Alexa sigue por con ese discurso que es el que me gusta y me ha gustado siempre. Me gustaría saber si todavia tienes esos versos cotidianos de las experiencias en guaguas públicas que contabas cuando eramos estudiante. dime.....Abrazos

Alexandra Pagán Vélez dijo...

están siguen por ahí ♥
gracias, Doris, gracias

Unknown dijo...

Que quieres decir con plumas es una lombriz

Alexandra Pagán Vélez dijo...

Pluma es una mujer.