domingo, septiembre 13, 2015

El Festival del Café



Yauco conservó su personalidad de pueblito agrícola por muchos años. Aun cuando ya no cultivaba el café como solía ni contaba con la cantidad de pequeñas fincas de décadas anteriores. Celebraba un festival maravilloso al café que era la envidia de otros pueblos cafetaleros. Siempre lo inauguraban con una gran parada. Todos los del pueblo nos aglutinábamos en distintos puntos a observar los carruajes, las reinas de belleza y las bandas escolares, que precedidas por batuteras y cheerleaders alegraban a todos. Mami siempre visita a una familia que vivía frente a la calle principal por donde pasaba la paraba y luego de perseguir un rato las carrozas, subíamos a ver el resto del desfile desde el balcón. Siempre quise participar en él, estirar mi mano y decir “Adiós” a lo Miss Mundo. Mas nunca imaginé que años después desfilaría, pero no como reina ni recreando una escena típica o regalando café a los espectadores, sino con mi flauta en la Banda Escolar de Yauco. Vestiría un uniforme negro hermoso y muy caluroso; un sombrero de copa con un gran plumón blanco en el tope; guantes blancos y zapatos negros cubiertos con un protector de piel blanca que nos hacía parecer soldaditos que marchábamos alegres en una función del Cascanueces. Lo más irónico fue que para el tiempo en que finalmente participé de la Parada del Café, mis intereses eran otros: quería tener un novio.





No hay comentarios.: