El Local es un
antro, mi amigo José le insiste a mi hermana que no es lugar para una mujer de
su edad, whatever that means… A mí me encanta el lugar, ella también va, le
aclara mi hermana; como si el que yo fuera lo hace más apto para una mujer de
su edad. Si Alexa va, que yo vaya no es nada, me la imagino… Pero lo que me
gusta del local son esos aires de que quien va allí está al garete o es artista
o es un artista al garete… con eso no digo que todos los que vamos estamos en
esa categoría, sino que esa es la pinta del sitio. Que, de hecho, tiene sus paredes pintadas,
todas, salvo la que queda frente a la barra que tiene un mapa inmenso con unas
anotaciones de los lugares que han visitado “los locales”. Las anotaciones son
unas bicicletitas de lo más simpáticas porque los de El Local son también del Bicijangueo,
así que parte del arte que una mira en las esquinitas de la entrada está
asociada a eso de las bicicletas. Son los pequeños detallitos de El Local lo
que lo hacen un sitio que da gusto mirarlo, porque cuenta la historia de sus
“locales”, de un grupo que crece y se expande, pero que se compacta… como todo
hype.
El Local era una
casa… ancestralmente hablando, ahora goza de ser un espacio de jangueo, de ver
pelis y teatro, y bandas y cantantes, y circo y gente peculiar, y la que no lo
es tanto... Increíblemente los baños están en condiciones decentes en la
mayoría de las ocasiones y también tienen grafitis, de Poncili, me parece. El
Local nunca empieza a la hora que dicen, que si dice a las 9 será después de
las 10 y así… En ese sentido me parece orgánico, esa cosa de que ancestralmente
haya sido una casa hace que se sienta muy gregaria la cosa, como si entraras a
la casa de alguien que tiene casualmente un super party, pero tienes que pagar
tus bebidas… Tiene una salita en la que se puede jugar Wii, pero como soy muy
mala en esos juegos, prefiero el sofá de la entrada o el que queda al lado de
la barra, que debo decir, que el bartender que mejor me cae le dicen Potro. Lo
conocí una vez en un bbq de un amigo y me parece humildón, una vez vi que le
dijeron “La Potranca”.
Veo El Local como
una metáfora de la ciudad, como la casa de la gran familia, como otro local más
de esos que algún día uno preguntará: te acuerdas de El Local, como cuando uno
pregunta: te acuerdas de Longbranch…
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