martes, febrero 04, 2014

De las cosas importantes y las cosas peligrosas

Cuando era niña Romero Barceló fue por la casa y toda la gente salió a saludarlo. Mami me hizo darle un beso. Para mí el asunto no era tan importante, más importante era cuando llovía ceniza, “es que están quemando caña”, decía Mami; o cuando se soltó un toro y corrió por las calles de la urbanización y la gente hasta cerraba las ventanas. Un vecino lo llevó hasta el parquecito que quedaba en la esquina de arriba de mi casa y lo encerrٕó allí. Para mí esos acontecimientos hacían especial mi urbanización. De haberlo sabido, le hubiese dicho a la gente, que cerraran las puertas y ventanas a Romero. Él era más peligroso que el toro.



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