viernes, abril 25, 2014

Mi abuelita


Yo quisiera hablar de las caderas de mi abuelita
Cuando caminaba parecía un baile
Me imagino a mi abuelita caminando por Santurce preguntándose quién será el que pinta fantasmitas en las paredes

El del fantasmita un día se enamoró y llenó de corazones un mural, quise escribir una historia, recontar el romance que me relataban las paredes, hacerle poemas a esos fantasmitas que ahora se veían tan alegres. Pero como todo fantasma, desapareció, y así también mi historia…

Mi abuelita tenía los ojos como el cielo, esa era su mayor vanidad
Era bajita, muy seria y siempre llevaba el pelo corto
como los gnomos esos que usan tenis y gafas
Un día un escritor se tomó una foto con uno de ellos
y pensé que los gnomos eran un tipo de homenaje a la poesía.
El otro día vi al chico de los gnomos y lo saludé, finalmente sé quién hace los gnomos,
su novia de lejos se reía, yo me preguntaba qué se sentirá que tu novio sea conocido por sus gnomos. No importa, la gente siempre se conoce por algo y los gnomos se visten bien.

Mi amiga Ana María dejó lo de las industrias pecuarias para ponerse a pintar animales rarísimos en las paredes. Mi abuelita lo único que escribía en una pared eran los números de bolita que quería jugar en la Plaza del Mercado. En esos momentos Yauco no tenía grafitis en ninguna parte. Si mi abuelita hubiera conocido a su tocaya seguramente hubiese pensado que su elección profesional no tenía sentido.

Y es que mi abuelita era muy práctica, venía de una época en la que se cosía su ropa, mataba el animal que iba a comerse, y si había que serruchar, se hacía.
Un día me tomó de la mano y la apretó: qué me pasa, sé que es algo con la cabeza…
Mami no quería que ella supiera lo del Alzheimer’s.
Es que te estás poniendo vieja, lo que tienes es que estar tranquila.

Mi abuela no me habló así de sincera nunca más, se quedaba mirando hacia afuera a través de la ventana, moviendo sus dedos muy de prisa.

Me gustaría que el de los fantasmitas regresara y pintara las paredes de detrás de mi casa. Así cuando yo mire por la ventana, veré sus fantasmitas y pensaré que aún sigue por ahí y que una vez estuvo enamorado.





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