sábado, septiembre 07, 2019

Yauco, pueblo perfumado por la esencia del café

Una conversación con mi hermano, Wilbert provocó esto que quiero compartir por aquí:

Sí, amo Yauco porque me dio una ninez bonita, medio complicada por los prejuicios de pueblo pequeño, pero nuestro padre me dio alas para volarle por encima. En cada esquina lo pienso y lo recuerdo, a él y también a mami. Me alegra recordarme de adolescente caminando por el pueblo con Amanda todo tan cercano como para caminarlo, todo parecia tan simple... y la arquitectura era tan linda, nunca lo habian pensado hasta después, tan centroamericana, tan magestuosa y en cierta forma de antaño. Quiero mucho a Yauco, con nostalgia y con esa idealización que da cuando ya se está lejos... ese Yauco, el de mi recuerdo, está distinto. 

Cuando fuimos a la exequias de mami coincidió con algo que había en el teatro, me animó que se estuviera usando ese teatro grande y magnífico, y que aunque todo ese centro frente a la Iglesia cambió, siguiera siendo hermoso. Por la actividad estaba concurrido y me causó una bonita impresión. Raro porque la última vez que vi Yauco después de mucho tiempo, fue en las exequias de mami, así que es un recuerdo también complicado, pero hermoso (tal vez todo lo hermoso es complicado, si se le mira de cerca)... te quiero, Wilbert

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