viernes, abril 25, 2025

Poema a la cama de Rima, la perrita más rápida de Ocean Park

 






Aquella pequeña cama gris

afelpada, ergonómica, impermeable

fue la compra más concienzuda que hice

para mi perrita Rima

se orinaba un poco al dormir

 

16 años caninos son muchos

envejecimos juntas

pero a ella los años le diluviaron

de un momento a otro un fallo renal

me hizo recostar la sofisticada y práctica cama

de la pared frente a mi casa

 

¿Quién querría una cama

constantemente orinada y lavada,

orinada y lavada,

orinada y lavada?

En esa cama rectangular dormía

la vejez, el amor y el juego

una cama que reunía también pelo

también desvelo

que también soportaba

las bromas, los ladridos, la arena

y quién sabe si las pesadillas

de la perrita que se acostaba

con sus patas cruzadas

(nunca le hice el only fans que tanto prometí)

 

Ya la perrita no está y la cama se tira

tanta lealtad recostada de una pared

tanto sostén, cómo se descuida lo viejo

lo que no se usa ya, lo que ya no es como antes

el contraste de la suavidad y lo mullido

con la crueldad de la acera

como tiré también todos los mementos

de mi hermana

 

Y la cama que sostuvo orines, sueños,

a Rima con la lengua afuera

a Rima gruñendo

protegiendo que nadie tocara su cama

estuvo afuera una tarde, una noche

 

Nadie se la llevó

 

El día que pasó el camión de basura

seguramente la llevó

y con ella todo ese sostén, esa memoria

esa vejez de la alguna vez perrita más rápida de la playa

y me pregunto si la cama, la perrita, mi propia hermana

fueron una vez


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