Recuerdo que en
una de las azoteas leyó un amigo su poema homoerótico precioso, poderoso en
imágenes, muy sensual. Me morí de la gracia cuando vi a un hombre reaccionar contrariado
al poema, yo que lo creía de lo más abierto y tolerante, resultó que su cuerpo
lo delataba, sudaba, hacía gestos con las cejas y parecía que le picaba algo (quién
sabe si el ano). Después le conté eso a otro amigo, partiendo de la idea de la
heteronormatividad, y él (siendo gay) me preguntó si le había advertido…. ¿Advertir
qué? Allá cada quien y sus jodiendas, si le incomoda que bregue y que aprenda….
A mí qué me importan las sensibilidades heteronormativas…. El otro día estaba
en medio de una de esas filas kilométricas de compra de uniformes escolares y
parece que una señora tenía flatulencia cerebral y se le escapó: “Si la coge un
piojo”. Hacía mucho que no oía la frase… rápido busqué la razón de su
incomodidad (¿qué le picaría a la señora en este caso?). Y la vi, la niñita de
pelo rizo, con diadema…. Miré a la señora como cuando se mira a la niñita de
otra con desaprobación, la señora se incomodó aun más. Esa cosa que hace que inevitablemente
reaccionemos, como si se necesitase expresar la mierda… flatulencias morales….
Es insoportable la creencias en los centros, descansar en esos moldes…. Ahora
se debate en feisbuk el racismo, y algo así como la señora que no pudo
controlar la diarrea que le resultó de lo que le enseñaron por cosa de la norma,
así hay quienes se les hace imposible, aun en medio de lo virtual, evitar esas
pedorreras, esas piquiñitas que les dan (quien sabe si en el ano)….
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