sábado, octubre 05, 2013

Excuse me, I’m looking for some weed!



            -Oh man, this weed is totally awesome.  Just two hits!
            Las risas y la fragancia se percibían desde la acera.  “Aquí es,” comentó uno de los chicos nervioso.
            -Wow, last time I made some brownies for some chicks and we tripped for five hours straight.  It was so cool.
            -I feel you, man.  Did you eat the fries I made last weekend?
            -No...
            -Man, you should try them next time.  I made this recipe: you boil the seeds in oil and then you use that oil for cooking; and violá!  The best fucking trip you’ll have in years.  I’m not kidding, man!  Next time you’ll try it.
            -Hey!  There’s someone out front!
            El rubio tomó una bocanada de la pipa de agua bien fuerte.  Inhaló hasta que no pudo más y rompió el silencio con fuertes tosidos que fueron acompañados por risas interminables.  Entonces se asomó a la puerta.
            -What is it?
-I’m here because a friend of mine told me about you, guys.  Can’t you get me some weed?
-Excuse me, and you are?
-My name is Ernesto, Ernestito.  I am a friend of John.
-Oh, oh, come on in!
Dejan el portón abierto y entran ambos a la casa, inmediatamente salen dos sujetos que entran corriendo y aguantan la puerta.  Tienen unas escopetas recortadas y le dan una pistola a Ernesto.  Amarran a los gringos, los abofetean, los escupen, se burlan de ellos; toman sus plantas de Kriptonita, una marihuana tan olorosa y tan verde que parece la Kriptonita de Superman. 

En el cuarto posterior de la casa había un tendedero con cinco plantas boca abajo y siete en tiestos.  Eran unas plantas pequeñas del tamaño del torso y estaban perfectas, listas para ponerlas a secar y fumar.  “Estas moñas están cabronas.  Jodíos gringos, tienen una mano pa las matas...” dijo uno mientras arrancaba una de las plantas y así lo hizo con todas. 
-¡Anormal, no ves que así jamás podremos sacarle un hijo!
-Olvídate, pa eso están las semillas.
-¡A la verdad que tú no sabes na, huele-bicho!
-¡Maricón, que se joda!
-¡Pendejo!
-¡Ya!  ¡Dejen la pendejá!...  And the money, motherfucker?  The money, cabrón!
            Se llevaron todo y dejaron a los gringos amarrados con moretones y sin nada de dinero, nada de marihuana.  Jamás los gringos reportaron el robo, jamás dijeron nada.  Empacaron sus cosas y se fueron a Nueva Jersey a la casa de sus respectivos padres que estaban ya viejos, sabían que aunque dijeran nombres, la cosa se pondría peor.  Ellos son y serán siempre gringos y ningún local va a sacar la cara por ellos.  Antes los locales prefieren estafarlos y “prenderlos, ¡qué se creen! ¿Qué pueden venir aquí hacer negocios y guillarse? ¡Qué se vayan al carajo!”

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